El Primero de Mayo en la Legislatura estuvo dividido por un tajo impuesto por el gobierno de Alfredo Cornejo. Del lado de la calle: las organizaciones sindicales, del lado del palacio legislativo: los funcionarios, la policía y los militantes de Cambia Mendoza.
«Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal es la reja…», escribió alguna vez el poeta Francisco «Paco» Urondo. Con esa metáfora en mente construimos esta crónica del Colectivo Fotográfico ZEPA.
De un lado (la Intersindical)
Agrupaciones estudiantiles y partidos políticos acompañan a los trabajadores en un día de lucha.Decenas de sindicatos de actividades públicas y privadas confluyen en la Intersindical.
«No al Ítem Aula», es una de las principales consignas. También reclaman paritarias libres, un sueldo acorde a la canasta básica familiar y el fin de la criminalización de la protesta.
Estatales cantan el Himno Nacional dando la espalda a la Casa de las Leyes.Roberto Macho, Secretario General de ATE, en un discurso encendido.Gustavo Correa, de la CTA de los Trabajadores, junto a Adrián Mateluna del SUTE y María Esther Linco de SADOP.Los dirigentes de los distintos gremios de la Intersindical sobre el escenario que se montó en la Plaza Independencia.
La reja
Las vallas y la policía separan a los militantes obreros de las autoridades provinciales y los militantes radicales.Las provocaciones van de un lado a otro. Los «boinas blancas» desafían a los trabajadores.Una importante operativo custodia el límite ente la Peatonal y la calle Patricias Mendocinas.Una bandera de la Juventud Radical rajada, fue el saldo de una escaramuza con los afiliados a ATE.Un oficial intenta disuadir a los radicales más exaltados.Macho y sus compañeros cantan consignas contra el Gobierno.La vicegobernadora Laura Montero no pudo cumplir la tradición de izar la bandera. Una desinteligencia de la policía dejó el mástil del lado de los trabajadores y ATE se quedó con el «trono».Flamea la enseña que convoca a la unidad de los trabajadores, en el mástil de la Legislatura.
Del otro lado (el Gobierno)
La «Infantfria», preparada para la guerra, custodia a los militantes radicales y sus banderas.La Banda de la Policía de Mendoza entona una marcha entre el humo de los sindicatos, que viene del otro lado de la reja.Un alto mando policial tose, muy cerca el Secretario de Cultura, Diego Gareca, manda un mensajito.Las bayoneta escoltan las bandera de la Juventud Radical de Guaymallén.Civiles también «custodian» el operativo y filman a los trabajadores que amenazan con cruzar las vallas.La militancia radical aguarda la salida de Montero y la llegada de Cornejo.«Sin novedad», avisa el oficial, mientras sostiene una carpeta con la leyenda «Para firma del Jefe».Libres del Sur, aliados de Cornejo, con más banderas que correligionarios.
La vicegobernadora Laura Montero, junto a los legisladores, esperan el arribo del gobernador. En primer plano el periodista Marcelo Ortiz, muy serio.Montero sonriente en el micrófono. A su derecha, Néstor Parés (UCR) y una incómoda Patrica Fadel (FPV-PJ). A su izquierda, Juan C. Jaliff (UCR) y Roberto Munives, la máxima autoridad de la policía.Todo OK. El gesto de Montero hacia la policía y sus correligionarios.Gesto adusto del Director General de Policías, Roberto Munives.Llegó el gobernador Cornejo, con su banda y el largo bastón de mando, escoltado por personal civil de seguridad, un fuerte operativo de la policía y el calor de la militancia de la UCR y sus aliados de Libres del Sur.Cornejo y su esposa. Dos escoltas de civil que no pierden detalle ni compostura y mucha, mucha policía. Detrás un «boina blanca» viva al Licenciado.El afectuoso encuentro entre la vice y el gobernador, en el medio del asedio periodístico. Se escuchan los gritos de los propios, también los insultos de los ajenos.El saludo protocolar de los guardianes del orden.El gobernador Alfredo Cornejo ya está en la puerta de la Legislatura para dar su primer discurso inaugural de las sesiones ordinarias.
«Aunque parezca a veces una mentira, la única mentira no es siquiera la traición, es simplemente una reja que no pertenece a la realidad», culmina diciendo Paco Urondo en su poema, escrito en abril de 1973, pocos años antes de ser asesinado -en Mendoza- por la policía de la dictadura genocida.
La reja es sólo una metáfora, nada más que eso. «La verdad es la única realidad», decía Urondo.